Estoy en Valladolid y no vine a coleccionar “holas”.
Vine a provocar pensamientos indebidos, a cruzarme con hombres que me miren como si supieran exactamente lo que quieren… y lo quieran conmigo.
Me gusta el vino tinto, las conversaciones que empiezan suaves y terminan con los labios temblando. No me interesan los tímidos ni los que piden permiso para mirar.
Tengo acento de isla, curvas para perderse y una boca que no se calla ni cuando está ocupada.
Soy tan dulce como un beso en el cuello y tan intensa como el mojo picón directo en la piel.
No busco amor. Busco piel.
Complicidad.
Y hombres que sepan exactamente lo que están haciendo… y que me dejen con ganas de más.
¿Te atreves con Julieta?
Estoy en Valladolid . El resto… te lo susurro al oído.